Detrás de la puerta

Clic. El sonido fue lejano, casi tímido. Lo suficiente para ignorar. Si no se hubiera repetido casi de inmediato. Con un hermanito que lo acompañara. Clic-clic. La pareja fue suficiente para hacerme subir la cabeza. No había sido mi imaginación, ni era el sofá en el que estaba sentado. Cuando sonó una tercera vez --clic…

Moscas en el carro

La mosca se golpeaba contra el vidrio del carro con tal fuerza que sonaba como piedras cayendo sobre techo de zinc. Para Armando, sonaba como piedras en su cerebro. Y cada una parecía quitarle un poco más de su sanidad. Armando se hablaba a sí mismo, en un desesperado intento por calmarse. Estaba en su…